Antes que nada quería dar las gracias...no, las GRACIAS (con mayúsculas) a los nuevos lectores del blog y a los que siempre tan amorosamente dedican parte de su tiempo para dejar sus comentarios aquí. Me alegran el día y me miman el alma, y quería que lo supieran.
Ahora bien, el tema que me ocupa: ya saben que soy adepta a los swaps. Quien así lo quiera tiene mi permiso para dejar de leer ahora y volver mañana. :)
Y en uno de los que participé llegamos al acuerdo que ambas enviaríamos nuestros sobres algunos días más tarde del plazo estipulado. Yo realicé el envío según lo pactado. Mi sobre viajó mucho, miles de kilómetros, hasta que llegó a destino. El cartero realizó una visita y no encontró a nadie. Mi compañera se acercó a la oficina de correo, no encontraron el envío y le pidieron que vuelva unos días más tarde. Los días pasaron, y fueron muchos...Mientras tanto, por ese sexto sentido que algunas veces me acompaña, o porque el sentido común me indicó que así lo hiciera, le envié un mail a mi compañera diciéndole que fuera a buscar el sobre nuevamente porque me lo iban a mandar de vuelta a mí. Dicho y hecho: ella envió a un familiar a que retire el envío, en el correo no se lo entregaron porque no tenía una nota autorizándolo a retirar la correspondencia, el empleado le aseguró que el paquete permanecería allí unos días más y... hoy recibí el paquete de vuelta en mi casa.
Quiero aclarar que yo recibí 2 paquetes amorosos (que les mostraré un día de estos) de parte de mi compañera, uno llegó a mi domicilio pero el otro tuve que perseguirlo diariamente durante 20 días hasta que, finalmente, Rupert Currumichuti tuvo que ir a rescatármelo a la Aduana.
He aquí lo que les quiero consultar: qué creen que debería yo hacer ahora? Escucho sugerencias, ideas, consejos, planteos, soluciones, quejas o lo que se les ocurra.
Me despido con esta inquietud, casi existencial.
♥,
Lauren